jueves, 17 de diciembre de 2015

LESIONES MUSCULARES

En la práctica deportiva, las lesiones musculares tienen un protagonismo indiscutible entre aquellas situaciones que suponen un obstáculo en el correcto desarrollo del deportista, con las implicaciones físicas, psicológicas y de rendimiento que ello supone. Además, dependiendo de la disciplina, hasta el 16-20% de ellas son lesiones recurrentes.

Existen múltiples sistemas de clasificación de estas lesiones, pero todos ellos tienen en cuenta las dimensiones de la lesión, es decir, el porcentaje de fibras musculares rotas respecto al total del vientre muscular. La forma más precisa de calcular este porcentaje es mediante estudios de Resonancia Magnética.
El manejo inicial de toda lesión muscular, independientemente de su grado, comprende las medidas clásicas que incluyen:
  • Reposo.
  • Hielo.
  • Compresión.
  • Elevación.
  • Analgesia.
A partir de la primera semana, debe iniciarse un protocolo progresivo de rehabilitación, que se adaptará a las características de la lesión.
Sin embargo, existen ciertas lesiones que precisarán de un tratamiento quirúrgico precoz, como son aquellas que afectan a más del 50% del grosor del vientre muscular, sin musculatura agonista, las desinserciones completas de determinados músculos o las avulsiones óseas, y los casos crónicos, en los que el deportista refiere dolor mantenido tras 6 meses de tratamiento correcto.
La rehabitación de cualquier lesión muscular ha de estar basada sobre la evidencia científica, el conocimiento de la biología muscular, la anatomía, estructura, histología y función del grupo muscular afectado, el mecanismo lesional y del proceso natural de reparación muscular.
Toda lesión muscular sigue un proceso regenerativo posterior que incluye tres fases:
  • Destrucción del tejido lesionado.
  • Reparación mediante la formación de un tejido cicatricial.
  • Remodelación y recuperación de las propiedades elásticas y contráctiles del nuevo tejido.
Estas fases ocurren de forma solapada en el tiempo, no habiendo acabado una cuando comienza la siguiente. El tratamiento fisioterápico correcto ha de perseguir aumentar la 3ª fase y limitar la 2ª, para intentar disminuir en lo  posible la formación de tejido cicatricial.
Los ejercicios que el deportista ha de realizar para perseguir estos objetivos, tras una fase primera de recuperación pasiva, comenzarán siendo de menor complejidad, de tipo analítico, para posteriormente evolucionar hacia ejercicios que impliquen cadenas cinéticas y mayor complejidad, dejando la práctica deportiva de su especialidad para la última fase de su recuperación.
En la prevención de las lesiones musculares, juegan un papel fundamental los estiramientos, el entrenamiento excéntrico, ejercicios propioceptivos, ejercicios de estabilización del core, y ejercicios de agilidad y coordinación (como el protocolo FIFA 11, en el caso de los jugadores de fútbol).
En resumen, hay que tener en cuenta que las lesiones musculares suponen un amplio espectro de posibles lesiones, de distinta gravedad y candidatas a tratamientos diferentes, pero que todas ellas han de ser evaluadas y tratadas en primer lugar por un traumatólogo, para que posteriormente intervenga el fisioterapeuta. Cuando el jugador tenga el alta médica, habrá de ponerse en manos del readaptador físico y por último, el entrenador supervisará su entrenamiento.

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