domingo, 3 de julio de 2016

DOLOR CERVICAL: EXISTE TRATAMIENTO

El dolor en la región cervical puede considerarse una epidemia a día de hoy en los países industrializados. El 45% de la población padece o ha padecido dolor cervical en los últimos 6 meses, lo que genera, a parte de un enorme gasto farmacéutico y social (en muchos casos, resulta incapacitante y no permite a los pacientes realizar las actividades propias de su trabajo), un gran espectro de patologías concomitantes, como depresión, síndrome ansioso, cefaleas, y efectos no deseados a causa del consumo excesivo de medicación (úlcera gástrica, vértigos, dependencia).

Sin embargo, es una patología ignorada en la consulta médica. Resulta frustrante en el caso del médico tratar a un paciente para el que no encuentra un tratamiento efectivo, y por tanto lo evita. Y para el paciente que lo sufre, es angustiante sentirse reiteradamente ignorado, rechazado o banalizado. Y todo eso sin mencionar la incomprensión social, que no acepta la cronicidad y la incapacidad que este cuadro, aparentemente inofensivo, puede llegar a provocar en los pacientes.

En la cervicalgia, existen múltiples factores concomitantes que generan una base propicia al dolor y la contractura. Existen, de hecho elementos mecánicos de tipo estático y de tipo dinámico, así como un componente psicológico, que desencadenan un círculo vicioso difícil de solucionar mediante medicación exclusivamente oral.

Con frecuencia, se asocia además dolor de cabeza. Se trata de un dolor que a veces es de tipo lancinante o en forma de descarga eléctrica, pero en otras ocasiones, es más una pesadez o molestias en forma de hormigueo. El paciente lo refiere desde la base del cráneo hacia la base de las orejas, las sienes o la región frontal. Estos fenómenos están provocados por la compresión del Nervio de Arnold, que guarda en su recorrido una íntima relación con el Músculo Trapecio.

Sin embargo, hoy por hoy es posible aliviar estas molestias, con eficacia, y evitando el consumo prolongado de fármacos por vía oral, que puede generar tantos efectos adversos. Dependiendo de la naturaleza del dolor, y las bases anatómicas y funcionales de cada caso, está indicado realizar infiltraciones locales con distintos principios activos, cuyo paso a la sangre es mínimo, y tienen por tanto, muy pocos efectos indeseables.

Lógicamente es necesario realizar estos tratamientos en un ambiente cómodo y relajado. La evaluación especializada es fundamental, y los conocimientos anatómicos son primordiales. Son técnicas que requieren un terapeuta experimentado y legitimado para llevarlas a cabo, puesto que su mala utilización puede tener consecuencias serias.

Si se ha sentido identificado con los síntomas que describimos y necesita nuestra ayuda, no dude en ponerse en contacto con nosotros. Estaremos encantados de escucharle, evaluarle y ayudarle.


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Dra. María José Pozo García.
Médico Especialista en Cirugía Ortopédica y Traumatología.