El
dolor lumbar es una epidemia. Se ha convertido en el eco que resuena
en las salas de espera de las consultas de medicina general, de
traumatología, de rehabilitación, de los fisioterapeutas... ¡¡Me
duele la espalda y no se me quita!!
Es
llamativo como lo que siempre se había considerado una enfermedad
relacionada con el esfuerzo físico, propia de ocupaciones de fuerza,
se hace cada vez más frecuente. Ahora que estamos en la era digital,
y que trabajamos más con los dedos (valga la redundancia) que con la
espalda.
Y
resulta que no es tan raro, porque cuando se analizan con calma y
profundidad la mayoría de los casos de dolor lumbar, encontramos que
subyace casi siempre una alteración en el funcionamiento de la
musculatura. Teniendo en cuenta que la columna vertebral es una
estructura inestable por sí sola, podemos entender la importancia
que en el mantenimiento de nuestra posición erguida tiene toda la
musculatura del tronco. Y eso es una buena noticia, porque el músculo
es un órgano sobre el que podemos realizar cambios, a diferencia de
otros muchos de nuestro organismo.
Por
eso, estos son algunos puntos importantes si quieres evitar o al
menos mejorar tu dolor de espalda:
-
Come lo justo. Mejor poco (sin pasarse) que mucho. Si te quedas corto con la alimentación, perderás masa muscular, y eso no ayuda, pero si comes en exceso, sobrecargarás tu espalda. Este es un punto clave en la mejoría de los casos de dolor lumbar. Seguro que te suena que las embarazadas sufren de dolor de espalda en los últimos meses de su embarazo: eso es porque llevan un peso en su abdomen que sobrepasa las capacidades de su musculatura lumbar para mantenerse erguidas sin dolor, produciendose microinestabilidades que generan dolor. ¡EVITA QUE LA GRASA SIMULE UN EMBARAZO EN TU ABDOMEN! Si no sabes como hacerlo, consulta con tu nutricionista.
- No maltrates a tu cuerpo: Si quieres exigirle mucho, prepáralo y enséñale como hacerlo. Si quieres ser corredor, o jugar deportes de raqueta, o montar en bicicleta, prepara tu musculatura. Con esto quiero decir que entrenes en el gimnasio, con movimientos controlados, con buena técnica (si no sabes, dile a tu entrenador que te muestre como hacerlo). Cuando tu musculatura esté preparada y tenga suficiente fuerza y resistencia para no molestar ni doler después de hacer sesiones de entrenamiento en el gimnasio, quizá esté preparada para ejercicios más complejos. No puedes pretender pasar todo el día sentado en tu oficina, atendiendo al teléfono o escribiendo en el ordenador, y después ir a correr 10 km cada dos o tres días sin más aliños: la lesión llegará, salvo que tengas una genética privilegiada. Y no, nadar no siempre funciona.
- Mantén posturas adecuadas durante el resto del día. Probablemente no seas consciente de que caminas mirando al suelo, o trabajas protruyendo el mentón hacia el ordenador. Si el dolor de espalda te visita, deberías aprender a corregir estas posturas con un readaptador de lesiones. No creas que leer en internet sobre el tema te permite autoevaluarte, deja que lo haga él.
- Evita el sedentarismo. Si no te ejercitas, llegará el día en el que el mero hecho de mantenerte erguido será demasiado para tu musculatura. Si te duele demasiado y no eres capaz de entrenar, ponte en manos de un readaptador de lesiones.
- Libera tu estrés. Efectivamente, a todos nos afecta. No te creas que eres una supermujer o un superhombre. Eres una persona normal la mayoría de las veces (un tipo del montón, vamos). Y sí, el estrés nos hace con más frecuencia de la que crees mantener posturas inadecuadas, que solicitan en exceso a unos grupos musculares, y desactivan a otros. ¿Has visto alguna vez la postura de un perro cazador cuando huele a una presa? Pues imaginate que estuviera todo el día oliendo presas: acabaría con dolor inevitablemente. Hasta el perro necesita descansar. Y el problema del estrés humano es que no nos deja descansar: ni siquiera durante el sueño. Si no eres capaz de manejarlo, busca un psicólogo que te enseñe estrategias para hacerlo. ¡¡Y no, no estás loco, y no tienes que sentir vergüenza!!
- Consulta con tu traumatólogo. Él podrá descartar que existan causas anatómicas que estén relacionadas con tu dolor (a veces hay alteraciones anatómicas, pero no siempre son las culpables de tus síntomas). Si efectivamente tu espalda tiene algún daño anatómico, te podrá aconsejar respecto a cual es la mejor opción quirúrgica en tu caso, y se ocupará de mejorar tu base anatómica. Si tu caso no es candidato a cirugía, podrá ayudarte con algo de medicación que ayude a tu recuperación.
- Confía en tu fisioterapeuta: no va a hacerte daño. Él puede también ayudarte en el proceso de cambio, puede mejorar tu dolor y hacerte más llevadero el proceso de rehabilitación. ¡Pero no lo dejes todo en sus manos, no puede hacer milagros! Tú también tienes que hacer todo el trabajo que te hemos referido arriba.
En fin, como ves, los traumatólogos
sólo somos un eslabón más de la cadena en el abordaje del dolor
lumbar, que supone una entidad en la que es necesario en muchas
ocasiones realizar un abordaje multidisciplinar. Y además, ¡tú
eres el eslabón más importante!
Si quieres más información al
respecto, no dudes en consultarnos. Estas son nuestras consultas:
Dra
María José Pozo García.
Médico
especialista en Cirugía Ortopédica y Traumatología.
- Clínica Milenium. Córdoba. Privados, Sanitas, Mapfre, Caser. 957414162.
- Clínica Parejo y Cañero. Puente Genil. Privados, Sanitas, Adeslas, DKV, Caser, Mapfre, Asisa. Para otras compañias, consultar. 957602026.
- Instituto Médico Palmeño. Privados, Sanitas, Adeslas, Asisa, Divina Pastora, Caser. Para otras compañías, consultar. 957053353
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